¿Cuántas veces al día recuerdas a Dios? ¿Una, dos, tres...?
Si tu respuesta no tiene que ver con un número, sino con una contestación como “no las suficientes”, es porque te hace falta que tu entorno te lo recuerde. Aquí te dejamos algunas pequeñas razones por las cuales es muy importante adornar tus espacios de fe.
1. Sirven como pequeños recordatorios
Nos ayudan a recordar nuestra meta: el cielo. Un ejemplo: si ves una imagen de la Sagrada Familia mientras trabajas, puede que te pierdas en tus pensamientos y desees llegar al cielo como ellos.
2. Evangelizas a través de ellos
¿A quién no le hacen un cumplido cuando tiene algo bonito? En el caso de un artículo religioso, puede ser de gran utilidad, porque no solo llama la atención por lo lindo, sino que puede hacer que las personas se interesen por saber más sobre Jesús, un santo o una pieza de fe.
3. Ayudan a profundizar en la fe
Si vemos constantemente estos objetos, nos recordarán nuestros momentos asignados de oración y meditación. Por ejemplo, si tienes un rosario en la mesa, es más probable que lo tomes para rezar que si estuviera escondido en la mochila.
Estas son algunas sencillas razones por las que deberías tener siempre un entorno que te inspire a llegar a la eternidad.